¿Qué son Grandes Troncos Venosos?
El sistema venoso de los miembros inferiores se puede dividir en sistema superficial y sistema profundo. El primero son las venas que se localizan bajo la piel, en la grasa subcutánea, entre ellas los dos grandes troncos principales, la Safena Interna y la Safena Externa que, cuando se encuentran incompetentes y con mal funcionamiento, generan las varices tronculares (grandes y abultadas) visibles que en última instancia son ramas suyas. El segundo se compone de venas profundas en el tejido, normalmente van pegadas a los huesos o músculos y normalmente no forman parte del objetivo de tratamiento de las varices de miembros inferiores.
¿Cuál es el objetivo del tratamiento de los grandes troncos?
El objetivo de la esclerosis de grandes troncos es la destrucción o ablación del tronco en cuestión, bien la Safena Interna, bien la Safena Externa, bien ambas, consiguiendo así eliminar el origen de la sobrecarga por reflujo en el sistema venoso superficial y consecuentemente poder dar paso al tratamiento de las varices visibles (que son sus ramas). A veces, en pacientes ya intervenidos quirúrgicamente sobre las safenas, por motivos aún no completamente conocidos, se produce una recanalización de los tramos descontinuados o una neoformación vascular desordenada que genera una recidiva varicosa muy importante y muy difícil y peligrosa de tratar con las técnicas quirúrgicas actuales por lo que entendemos que el tratamiento escleroterápico con espuma es la mejor opción en dichos casos.
La eficacia descrita con la escleroterapia con polidocanol en forma de espuma y con apoyo del ultrasonido se sitúa, para los grandes troncos venosos, por encima del 80 % con el empleo de una sola sesión de tratamiento. El empleo de varias sesiones aumenta esta eficacia hasta valores por encima del 90%.
¿En qué consiste la esclerosis?
La esclerosis de grandes troncos consiste en la inyección de una sustancia en forma de espuma (polidocanol) que provoca una inflamación de la pared venosa y una trombosis de la misma. Posteriormente se produce una fibrosis (cicatrización del trayecto de la misma) y su desaparición. En su caso, y por las características de las varices que presenta, creemos que el tipo de tratamiento más adecuado es la esclerosis.
Los primeros días usted puede notar que las venas presentan un aspecto más oscuro y la piel se ha enrojecido. La zona puede estar dolorida. Lo normal es que en los días y semanas posteriores, note la zona indurada y abultada. Dichas molestias durarán algunas semanas en ceder. Al final notará solamente la induración de la vena tratada que puede tardar algunos meses en irse.
El tratamiento será ambulatorio (sin ingreso).
Es necesario, tras la sesión, colocar apósitos y media compresiva en la pierna tratada. Su médico le indicará cuándo, cómo y por cuanto tiempo hacerlo.
Una vez realizada la esclerosis, deberá acudir en unos días para controlar los resultados y valorar la necesidad de nuevas sesiones de esclerosis.
¿Qué consecuencias y complicaciones pueden producirse?
Todo procedimiento o intervención comporta una serie de consecuencias y de posibles complicaciones. En general se trata de complicaciones menores y que desaparecen o mejoran con el tiempo.
En todos los casos o frecuentemente:
En todos los casos o frecuentemente:
Dolores o molestias durante o en los días después de la esclerosis, que suelen mejorar espontáneamente en poco tiempo.
Áreas de inflamación de la piel en torno a las venas esclerosadas, que también mejoran en poco tiempo.
Pigmentación de las zonas esclerosadas. Suelen ser pigmentaciones leves que desaparecen espontáneamente con el tiempo (meses). A veces será recomendable asociar cremas despigmentantes.
Riesgos Infrecuentes
Reacciones alérgicas al líquido esclerosante (son muy raras). Siempre informe a su médico sobre las alergias que pueda padecer a los medicamentos. Una reacción alérgica a cualquier medicamento puede producir desde la aparición de una reacción del tipo de una urticaria hasta manifestaciones mucho más graves y, afortunadamente, excepcionales, que podrían comportar un riesgo vital.
Tromboembolismo pulmonar secundario a la trombosis del tronco tratado. Es una complicación extremamente rara (en un estudio de 1124 pacientes obtuvo 0% de tasa de TEP) [1].
Infección de los puntos de inyección.
Hematoma importante (muy raramente puede estar indicada su evacuación).
Pequeñas áreas de necrosis. Aparecen unas pequeñas úlceras aunque también es muy raro. Curan dejando una pequeña área de cicatriz.
Pueden quedar algunas varices y también pueden aparecer nuevas (sobre todo pequeñas) formando manchas rojizas difíciles de tratar.
Las complicaciones pueden hacer imprescindible nuevas intervenciones para solucionarlas. Si se presentasen, Vd. y/o sus familiares serían informados tan pronto fuera posible, tanto de la complicación como de las medidas que se propongan o adopten para intentar resolverla.
¿Hay otras alternativas al tratamiento?
Si le proponemos este procedimiento es porque opinamos, tras valorar riesgos y beneficios, que es la técnica más adecuada para tratar su problema y que usted va a mejorar después del tratamiento.
Si decide no realizar ningún tratamiento, le recomendaremos seguir controles médicos periódicos. También debería usar calcetines o medias de compresión elástica y seguir unas recomendaciones sobre hábitos de vida. Ocasionalmente, sobre todo en época de calor, podría estar indicado el tratamiento con fármacos. Estaremos a su total disposición si lo considera necesario, aparecen complicaciones o cambia de opinión y finalmente decide optar por realizar el tratamiento.
Desde nuestro punto de vista, ni la cirugía convencional ni la técnica CHIVA son, en su caso, el mejor tratamiento. A veces, por el tamaño de las varices, no es posible. La esclerosis mediante láser y otros tratamientos similares pueden ser complementarios en algunos casos, pero en el suyo no han sido considerados como la mejor opción.
[1] JA Nigro, A Conde. Tratamiento con escleroterapia ecodirigida con espuma. Performance terapéutica a los 10 años. FLEBOLOGÍA Y LINFOLOGÍA – LECTURAS VASCULARES / AÑO 9 – Nº 22 / ENERO – ABRIL 2014. pp. 1373-85.